De repente Susan (¿con coma o sin coma?) fue una de esas series emitidas en Canal Plus a finales de los 90 que, antes o después, acababas viendo. Nunca fue mi sitcom favorita, ni siquiera una de la que fuera seguidor, pero sí que consumí unos cuantos capítulos por una razón muy sencilla: salían Brooke Shields y Judd Nelson. Ahora nos adentramos en la serie propiamente dicha, pero antes centrémonos en los dos actores más famosos de la misma.

A Judd Nelson lo conoceréis por ser una figura clave en el cine adolescente de los 80, con auténticos clásicos en su currículum como El club de los cinco (The Breakfast Club), St. Elmo Punto de encuentro (St Elmo’s Fire) o la peli de animación The Transformers: The Movie (la verdadera peli de los Transformers, en la que puso su voz a uno de los robots). Yo le conozco también por protagonizar una tv-movie un poco chunga y un poco erótica con nuestra ídola Shannon Doherty, pero cuanto menos digamos de su filmografía de las dos últimas décadas, mejor. Y respecto a Brooke Shields, pues la verdad es que esta mujer ha sido famosa desde que yo tengo uso de razón.

Cuando salí de la cuna, Brooke Shields ya estaba ahí, en el candelabro. Se dio a conocer a los 12 años cuando dio vida a una niña prostituta en la película Pretty Baby (1978); con 14 fue la modelo más joven en aparecer en la portada de Vogue, y a comienzos de los 80 protagonizó dos pepinazos buenos llamados El lago azul (1980) y Endless Love (1981). Sus trabajos posteriores no han tenido la notoriedad de los primeros, pero la actriz bien se merece su estrella en el paseo de la fama.

Así pues, con sus mejores años laborales ya un poco lejos, tanto a Judd Nelson como a Brooke Shields les vendría de perlas en 1996 esta telecomedia que duraría cuatro temporadas y que pondría a ambos de nuevo en primera línea de batalla. La serie, vamos a decirlo, no era la repanocha. Ni los guiones ni el casting estaban a la altura de un Friends o un Frasier, pero eran los 90, con las risas falsas todo era un poco más gracioso, Netflix tan solo mandaba películas por correo a casa y… eran otros tiempos.

Suddenly Susan iba de Susan Keane, escritora de la revista The Gate de San Francisco, que tenía que aprender a ser independiente después de dejar su novio en el altar y despedirse de una vida en la que siempre se habían ocupado de ella (Rachel Green, anyone?). Tampoco os sintáis muy mal por Susan: su trabajo era tan sencillo como escribir una columna semanal sobre su nueva vida de soltera… ¡te lo llevabas crudo, Susan! ¡No dabas un palo al agua!

El jefe de Susan en The Gate es Jack Richmond (Judd Nelson), el hermano del tío al que Susan acaba de dejar plantado en el altar. En la redacción de la revista teníamos además al fotógrafo Luis Rivera (Nestor Carbonell -Richard Alpert en Lost o Romero en Bates Motel-), el critico musical Todd Stities (David Strickland, que lamentablemente se suicidaría en el parón entre la tercera y la cuarta temporada), la crítica gastronómica Vicki Groener (interpretada por la comica Kathy Griffin) y la reportera de investigación y archienemiga de Susan llamada Maddy Piper (interpretada por Andrea Bendewald, que se incorporó ya bien iniciada la serie y a la que mi hermana y yo criticábamos por querer ser Jennifer Aniston… pero puede que esto estuviera únicamente en nuestras cabezas). Susan también tenía una abuela que era la que daba las moralejas y tal, pero como es una señora mayor y daba un poco la chapa, pasamos olímpicamente de ella.

En la cuarta y última temporada hubo una especie de reboot, con nuevos productores, nuevos actores (adiós Judd Nelson y Andrea Bendewald, hola ex –Monty Phyton Eric Idle y ex –Melrose Place Rob Estes) y hasta nuevo look (la revista se reconvirtió en un magazine para tíos tipo Esquire); pero aquello era ya insalvable, el publico había dicho hasta luego Lucas hace tiempo. En la primera temporada la serie lo petó en audiencias con casi 25 millones de espectadores por episodio… pero esto tiene truqui, y es que la serie se emitía entre Seinfeld y Urgencias, ¡así yo también! Cuando la cambiaron de día, la cosa fue cayendo en picado porque, al menos para mí, la serie estaba solo “regular para poner de fondo”.

Fijaos si perdió audiencia la serie que acabaron “congelando” los cuatro últimos episodios, que la NBC tuvo que emitir de tapadillo la madrugada del 26 de diciembre de 2000, en plan que nadie se entere, un poco como hacía Telecinco con las últimas temporadas que emitió de Expediente X (no sé si ahora se habrá puesto medallitas con el retorno de la serie, pero NEVER FORGET cómo trataba a la serie y a sus seguidores en los últimos años). Os dejamos un vídeo de la Susan y sus coleguis:

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