La Máscara ya nos advirtió del Nice Guy

Hace poco os comentamos que Aún Sé lo que hicisteis el último verano ya nos avisó de los peligros del Nice Guy, pero no es la primera película que nos habla de ello.

Jim Carrey ya lo hizo antes. Desde hace unos días La Máscara está disponible en Netflix (por desgracia no con el doblaje original) y os animamos a echarle un vistazo y a descubrir cómo Stanley nos vende su imagen de Nice Guy.

Al comienzo de la película, Stanley regala a una compañera dos entradas para un concierto, la idea es ir juntos pero ella tras no conseguir otra extra para una amiga que viene a visitarla, consigue quedarse con las dos entradas para ella sola porque Stanley “is such a nice guy”. Uno de sus compañeros le mira con esos ojos que solo pueden decir “Pagafantas”. Y sí, lo es.

Stanley es un pagafantas, pero sus intenciones son tan claras que por mucho que quiera ir de Nice Guy, lo sentimos mucho pero no tragamos chico. Y no lo hacemos porque es de esos chicos buenos que creen que por el hecho de serlo, buenos, la vida y especialmente las mujeres, le deben algo. Incluso escribe un artículo sobre el tema al periódico. Un texto hecho para que le adulen y le digan “todas las mujeres quieren a un chico como usted” como le comenta la periodista que viene a visitarle.

Y no es que queramos a un chico malo, un capullo o un tóxico pero es que tenemos malas noticias para Stanley y es que ser bueno para conseguir algo a cambio no te hace bueno precisamente. Por ello, con la Máscara a modo de Mr. Hyde, Stanley se desata. Sin ninguna inhibición hace lo que le da la gana sin importarle las consecuencias. Pero ¿es la Máscara la culpable de todo? No porque ella solo saca una parte de Stanley que él oculta. La tiene encerrada, son esas intenciones y pensamientos que tanto recrimina en otros pero que no reconoce como propios. Detrás de ese Nice Guy se esconde un monstruo.

Lo curioso es que aunque en Aún sé lo que hicisteis el último verano se usa este rol para ofrecer la sorpresa de “Oh Dios mío si era malo!” aquí desde un primer momento se apunta a que la fachada de Nice Guy de Stanley está claramente dirigida hacia el sexo opuesto. Como esto no le funciona va por ahí con aire victimista y ojo que víctima es porque además de mala suerte, también tiene a Tina que primero se interesa por él para estafarle y la periodista le traiciona en la primera oportunidad que tiene.

Pero a pesar de que esos toques de “pero si yo soy such a nice guy” que dan un poco de repelús, aquí Stanley es el héroe. Sí, es bueno de verdad aunque nos lo venda demasiado y aunque se victimice por ello, pero quizá esta película nos estaba avisando de algo. Que hay muchos Nice Guy por ahí que también llevan máscaras.

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