¡The Perfection p’arriba, The Perfection p’abajo! Los compañeros de trabajo, la vecina del quinto, la señora que compra jureles en la pescadería, todo el mundo está hablando de la última película de Netflix (en el momento que leáis estas líneas ya habrán estrenado otras seis, pero bueno). Se trata de un thriller malrrollero que podrá estar mejor o peor pero que engancha desde el primer minuto. Teniendo como protagonista a Allison Williams, que se ha ganado a pulso su fama de «con esta en pantalla, aquí va a a haber movida», no era de extrañar…

¿De qué va The Perfection? Pues dice la sinopsis oficial que una prodigio de la música con unos poquitos de problemas personales (la Williams) se encuentra con la nueva pupila de su antigua escuela (Logan Browning -que hace PAPELÓN-) y ambas inician un viaje «siniestro» con consecuencias tremebundas (he traducido «shocking» como «tremebundas», yo creo que puede colar). Ya, pero, ¿en realidad de qué va? Pues bueno, imaginaos un guión tramposillo pero divertido, que te lleva de un lado a otro cada treinta minutos, con tensión, con ritmo y con sorpresa, para acabar con una de las secuencias que más ojiplático me han dejado últimamente (NO APTA PARA TODO EL MUNDO).

El director Richard Shepard. que coincidió con Allison Williams en ocho episodios de Girls, ha dirigido también el episodio The Wunderkind de la nueva Twilight Zone, y apunta que va a especializarse en el género de inquietar espectadores. Lo hace muy bien (creo que hace mejor un guión más flojo de lo que parece). Personalmente, me ha encantado recuperar a Steven Weber, al que recuerdo con ¿cariño? de la versión televisiva de El Resplandor, la que estaba bendecida por Stephen King. Os la recomiendo como complemento (intrigante) del clásico de Stanley Kubrick.

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