Speed se estrenó en el verano de 1994 y, aunque no la vi en cine (mis primeras experiencias de ir al cine sin mis padres fueron cosas como la “última” de Freddy, Estallido, Batman Forever o 2 días en el valle con mi adoraba Teri Hatcher y una nueva chica llamada Charlize Theron…), es una de las cintas noventeras que más me marcó. Gasté el VHS de tanto verla. La idea es puro high-concept (si un autobús baja de 50 millas por hora (80 km/h) BABOOM!) y la película, más que una película, es la jeringa de adrenalina que le clava Travolta a Uma Thurman en Pulp Fiction; yo no he salido del cine tan frenético en toda mi vida como ayer, cuando me la volví a zampar en pantalla grande. He aquí mis apuntes sobre una película que cumple 25 añitos:

Speed tiene todo lo que un blockbuster veraniego debería tener: persecuciones, disparos, suspense, romance, dos estrellas de cine confirmándome como tales delante de tus ojos… como artefacto comercial es prácticamente perfecto, tan solo le pondría un pero: de sus tres bloques claramente diferenciados (ascensor, autobús, metro), es el tercero el más flojete y, claro, has estado toda la película tan arriba que te da un poco de rabia acabar en un bajoncillo (lo del metro fue añadido a última hora y se nota que es pegotazo).
Me recordó a un capítulo de Urgencias: cualquiera de los pacientes (en este caso, pasajeros), puede ser hoy en día un nombre famoso de Hollywood. Atentos al conductor del metro del último acto de la película, que no dura ni dos telediarios, es el mismísimo Richard Schiff, un talentazo al que habréis visto en la segunda de Parque Jurásico (la segunda de las originales), El Ala Oeste de la Casa Blanca o como el profesor Hamilton en Man of Steel (papel que podría haber retomado en Batman VS Superman si no lo hubieran mandado todo al carajo). En el autobús y en el ascensor del principio salen un par o tres de actores conocidillos aunque no me salen pelis-series de memoria.

Vamos al lío: Keanu y Sandra. Madre mía, qué maravilla. Están los dos pletóricos y a Keanu le veréis aquí más expresivo que en las de John Wick, por ejemplo. Una pena que pasara de Speed 2 (no sé si porque le pagaban poco o porque leyó lo del barco y dijo “a mí no me engañáis”) porque la pareja que hace con la DESLUMBRANTE Sandra Bullock es p’a verla. Un goce absoluto. Como frikazo que soy, vaya desde aquí mi suspiro por la oportunidad perdida que fue no rodar una peli de Superman en los 90 y darle a Sandy el papel de Lois Lane. Hubiese sido la mejor de la historia. LA MEJOR. (A día de hoy, lo sigue siendo Teri Hatcher, sorry Amy Adams, I’m really sorry Erica Durance… but these are the facts). Tengo que verme la de la casa en el lago o como se llame urgentemente, había olvidado lo mucho que quiero a Keanu y Sandra juntos.
Lo del autobús no se hace cansino en ningún momento y aquí hay que aplaudirle al guionista Graham Yost que se saque obstáculos nuevos cada cinco minutos: se pincha la rueda, el autobús empieza a perder gasolina, le pegan un tiro al conductor y Sandra Bullock debe conducirlo… aunque lo más famoso es lo de cuando se acaba la autopista y el autobús tiene que, bueno, “saltar”, jajajaja. Sobre eso, una vez le leí a Tom Hanks que si una película te deja dos o tres momentos de los que te acuerdas pasado el tiempo, es que es una buena película (o algo parecido). Pues bien, ¿quién no se acuerda del autobús saltando al vacío… y alcanzado el otro tramo de autopista como por arte de magia? Yo no sé si las physics del salto serán correctas pero qué más da, ¡es genial! (creo que el momento lo parodió Leslie Nielsen con un bus llegando hasta la luna como la bici de E.T. en la película Escapa como puedas, una de las mucho como puedas que hizo después de las buenas-buenas). El momento salto se dice que no estaba en el guión sino que se le ocurrió al director Jan De Bont cuando estaba buscando localizaciones para el film y descubrió una autopista con un tramo incompleto.

Hablando del guión… he leído que Keanu Reeves descartó el papel de Jack Traven porque todo le recordaba demasiado a Jungla de Cristal y que solo dio el OK cuando Joss Whedon le dio una pasadita al guión (supongo que los momentos de humor serán suyos, tiene unos cuantos).
Uno de mis momentos favoritos del cine comercial ever es cuando Jack y Annie escapan del autobús derrapando con esa plataforma por el aeropuerto mientras suena esa música de Mark Mancina punteando el momento… BRUTAL, precioso, para el recuerdo.

Hablando de la banda sonora: qué buena es y qué vuelo le da a la película. Siempre me ha acompañado, nunca la olvidé desde los 90, y ayer recordé por qué. Esos derrapes del bus y esas carreras de Keanu no serían lo mismo sin la fanfarria galopante del señor Mancina.
No quiero olvidarme de Dennis Hopper, en un papel de esos de psychos dolidos con el mundo que tanto se estilaban en los 90 (me viene a la mente el genial John Malkovich de En la línea de fuego), que no es que deje una interpretación para el recuerdo pero creo que fue la primera vez que le vi en una película (no recuerdo si Terciopelo Azul la vi antes o después que Speed). El tipo se las apaña para darle algo de carisma al típico villano que anda por ahí poniendo bombas sin mucho más que aportar a nuestras vidas. Su frase de cabecera “pregunta de examen, listillo” (“pop quiz, hot-shot!”) tuvo su momento. Y nunca podré olvidarle de su mano, quemada y reconstruida, generando un efecto chunguísimo y que me parece una idea brillante para darle algo de empaque al personaje (¿sería idea de Jan De Bont, del propio Hopper, de los del catering?).

Tampoco me olvido de Jeff Daniels, que está bastante bien como amiguete de Keanu experto en bombas. Es el típico actor al que, por trabajos previos dices: “¿Policía?”… bueno, pues sí, lo hace bien. O Glen Plummer, el conductor de rastas al que Keanu le guinda el descapotable para acercarse al autobús, el actor está tan simpático que le recuperarían para la segunda parte (en una intervención bastante cachonda, que no todo va a ser malo en la segunda parte).
Os dejo el trailer de la tercera parte…

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