He vuelto a ver Speed 2 y sigo acumulando errores en mi vida

Seamos sinceros, “Speed en un barco” suena fatal. Si te contara la premisa tu sobrino de cinco años le dirías que no, pero Jan De Bont se la contó a alguien de la FOX y le dijeron “Go make us a billion dollars!”. La película se hundió (pun intended) de manera espectacular, parece ser que al público que gozó la primera no le gustó que cambiaran el autobús por un crucero, a Keanu Reeves por Jason Patric y la velocidad terminal de la original por una cosa que era más estanca que la estanquera de Vallecas. Sumerjámonos (oh, no) en esta película llamada Speed 2: Cruise Control (¡si se hubiese llamado “Quality Control” otro gallo hubiera cantado!)

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He leído que el guión original era para Jungla de Cristal 3 pero que se recicló como secuela de Speed cuando la primera parte lo petó y la FOX quería una secuela rapidito (llegó tres años más tarde, en 1997). Se nota que esto es más “la Jungla en un crucero” que una secuela de Speed; aquella era una película dinámica, viva, siempre en movimiento (el autobús va abriendo nuevos caminos cada 10 minutos, ahora a una autopista abandonada, ahora al aeropuerto, ahora saltamos por los aires cuando se nos acaba el asfalto…), mientras que esta es la inmovilidad absoluta: ahora Jason Patric va a un camarote, ahora baja a la sala de baile, ahora sube a otro camarote, ahora va a la cubierta del barco… oiga, ¡qué rollo!

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De Jason Patric poco podemos decir, vale que no tiene lo que se dice carisma, pero no había mucho más que rascar en este personaje-de-cartón (los rumoreados Bon Jovi, Christian Slater o el ex –vecino de Melrose Place, Patrick Muldoon, se hubieran estrellado igual). Todo el guión es de no creer. Fijáos que en la apertura de la película el amigo Patric persigue a nosequé malos (un camión que va tirando cajas obviamente vacías a la carretera) y que, al final de la persecución, no solo se cruza con Sandra Bullock que acaba de suspender su examen de conducir (¡!) sino que además se saca del bolsillo dos billetes para un crucero y se los da a Sandy en plan casual “vámonos de vacaciones y se te pasa el cabreo de haber descubierto que en realidad soy un policía” (¡!). ¡Llevaba los billetes en los vaqueros mientras perseguía a los malos en moto! Esto es como os lo cuento.

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Hablemos de Willem Dafoe: el repertorio de caras que pone es pa’verlo, ¡es más Duende verde que nunca! Resulta que es el que diseñó el barco y como le despidieron o algo así pues ahora se dedica a secuestrarlo y poner bombas en pelotas de golf (¿?) para despistar al personal y robar todas las joyas… mirad, no sé, no le llega a Dennis Hopper ni a la suela de los zapatos. Los guionistas intentan darle algo de “personalidad” al malo haciendo que se ponga unas sanguijuelas en su cuerpo para curarse de nosequé enfermedad. Esto sería puramente anecdótico si no fuera por una frase que le lanza el propio Dafoe ¡a las sanguijuelas!. Les dice “cuidad de mí y yo cuidaré del barco”. ¡El hombre que susurraba a las sanguis! Gary Oldman rechazó este papel de malo para hacer el papel de malo en Air Force One, que mola mucho más.

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No es un efecto especial.

Pero no todo es malo, os diré que me encanta el temazo “Tell me is it true” de UB40 (¡las canciones de las películas de los 90!), que Sandra Bullock está en el PEAK SANDY de guapura, de popularidad y de todo (la peli hubiese funcionado mejor solo con ella, sin Jason y sin Patric), que uno de la tripulación del barco es el que hace de padre de Aquaman en la peli de Jason Momoa, que sale el casero de Friends (true fact!) y que hay una escena tierna con una niña sordomuda… uno de esos momentos de respiro, de intentar construir un algo, que el cine comercial de hoy en día ni siquiera se plantea.

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Hoy en «señores en la barra del bar que miran creepy»…

En resumen, que Keanu Reeves sabía muy bien lo que se hacía cuando no se subió a bordo de este barco a la deriva. Yo sigo soñando con una tercera parte 30 años después de la original, con Keanu y Sandy, quizá recuperando la idea descartada para la segunda parte, la de un avión que debe cruzar los andes sin sobrepasar los 10.000 pies de altitud…

 

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