Bienvenidos a The Dark Corners of Netflix, una columna semanal donde viajaremos a los rincones más oscuros de la plataforma de contenidos digitales, o sea, a sus series y películas más chungas. A veces encontraremos verdaderas joyas y otras, quizá la mayoría, nos toparemos con productos a los que no habría que acercarse ni con un palo. Pero nosotros nos acercamos porque somos valientes, porque queremos protegeros del peligro y porque, por supuesto, queremos echar unas risas. Hoy nos adentramos en Good Kids (2016).
Good Kids, segunda película teen con la que me encuentro en estos cajones de Netflix, ha sido una agradable sorpresa. No daba un duro por ella y ha resultado muy distraída, que no es poco para los tiempos que corren. Además, no se sale el ominipresente Noah Centeneo o cómo se llame ese chico, por lo que todo son ventajas. La historia es bien sencilla: cuatro amigos de toda la vida, agobiados por el fin del high school, deciden meterse en todas las fiestas que se les cruzan por delante para acumular eso que se llama “experiencia vital”. ¿Se fortalecerá su amistad o se romperá en mil pedazos al pasar a la «vida adulta»?

Los actores protagonistas pues bueno, bien, pasables, como el chico de Happy Death Day; pero quien brilla con luz propia es la maravillosa Zoey Deutch, que borda todas sus secuencias; reto a cualquier persona con ojos a que vea su última secuencia de la peli y no se derrita como un marshmallow al calor del fuego… La hija de Lea Thompson es una auténtica crack. Estoy hasta por verme otra vez Ringer. Como curiosidad, sabed que la desaparecida Ashley Judd hace un cameíllo bastante simpático y un poquito kinky (esto se extiende a todo el film, que es bastante inocentón en su mensaje pero de vez en cuando despista con desnudos gratuitos).
Volveremos a explorar The Dark Corners of Netflix la semana que viene. Si tienes una recomendación oscura que hacernos que podamos encontrar en la plataforma, hazla en los comentarios.

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