Bienvenidos a The Dark Corners of Netflix, una columna semanal donde viajaremos a los rincones más oscuros de la plataforma de contenidos digitales, o sea, a sus series y películas más chungas. A veces encontraremos verdaderas joyas y otras, quizá la mayoría, nos toparemos con productos a los que no habría que acercarse ni con un palo. Pero nosotros nos acercamos porque somos valientes, porque queremos protegeros del peligro y porque, por supuesto, queremos echar unas risas. Hoy nos adentramos en Ultraviolet (2006).
Si os dijera que Ultraviolet es una película recomendable os estaría mintiendo. Esta es una mala película. Me atrevería a decir que muy mala. Pero las escenas de acción son tan osadas, tan espectaculares, tan Cirque du Soleil… que no pude sino quedarme hasta el final. Tenía que verlas todas. Milla Jovovich (a la que descubrí en Juana de Arco y fue el último papel dramático donde la vi porque desde entonces solo la he visto repartiendo manduca) lo da todo en un papel que es, básicamente, la nada. Y se agradece, al menos sabes que estáis juntos en esto.

Quitando las peleas (pensad en las de Matrix pero a lo loco, la cámara internándose en el reflejo de las gafas de uno para salir por la carcasa del reloj del otro, todo esto sin gravedad y a cámara lenta), aquí no hay nada más. Bueno, miento: los títulos de crédito son fenomenales (presentan al personaje con portadas de su –ficticio- cómic dibujadas por los artistas más grandes del tebeo). Y no os voy a engañar, al final hasta le cogí cariño a esos decorados y gráficos más propios de Desesperado Club Social que de una película de acción. No la recomiendo ni en un millón de años pero, si la ves, no te arrepentirás.
Volveremos a explorar The Dark Corners of Netflix la semana que viene. Si tienes una recomendación oscura que hacernos que podamos encontrar en la plataforma, hazla en los comentarios.

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