Bienvenidos a The Dark Corners of Netflix, una columna semanal donde viajaremos a los rincones más oscuros de la plataforma de contenidos digitales, o sea, a sus series y películas más chungas. A veces encontraremos verdaderas joyas y otras, quizá la mayoría, nos toparemos con productos a los que no habría que acercarse ni con un palo. Pero nosotros nos acercamos porque somos valientes, porque queremos protegeros del peligro y porque, por supuesto, queremos echar unas risas. Hoy nos adentramos en Black Rock (2012).
Esta película representa todo lo peor de estas películas oscuras de Netflix: premisa con promesa, reparto con alguna cara curiosa y un fraude absoluto cuando llegamos al final (en estos rincones dark de Netflix no hablamos únicamente de producciones originales de la plataforma sino de todas aquellas películas de distribución limitada o nula a las que solo se llega… rebuscando en Netflix). Black Rock viene además con producción de los hermanos Duplass (uno de ellos firma el guión) por lo que la decepción se multiplica por dos. Huid de esta película todo lo que podáis, salvo en el caso de que tengáis problemas de insomnio y necesitéis de un plácido y reparador sueño.
El argumento es simple y lo has visto mil veces: grupo de locos intenta cazar a nuestras pobres protagonistas, que deberán sobrevivir en un terreno inhóspito. ¿El giro de la propuesta? CERO. NINGUNO EN ABSOLUTO. NOTHING AT ALL. Ah, bueno, sí, que usan la experiencia traumática para limar viejas rencillas personales. Eso no te lo esperabas, ¿eh? Una pena desperdiciar así el talento de Kate Bosworth o Lake Bell.
Volveremos a explorar The Dark Corners of Netflix la semana que viene. Si tienes una recomendación oscura que hacernos que podamos encontrar en la plataforma, hazla en los comentarios.
brenda forever 
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