Bienvenidos a The Dark Corners of Netflix, una columna semanal donde viajaremos a los rincones más oscuros de la plataforma de contenidos digitales, o sea, a sus series y películas más chungas. A veces encontraremos verdaderas joyas y otras, quizá la mayoría, nos toparemos con productos a los que no habría que acercarse ni con un palo. Pero nosotros nos acercamos porque somos valientes, porque queremos protegeros del peligro y porque, por supuesto, queremos echar unas risas. Hoy nos adentramos en Goon: Last of the Enforcers (2017).
Goon es una comedia deportiva con toques de Rocky, algún ramalazo gore, humor zafio y chabacano y hasta momentos tiernos. Es una locura y, lo más curioso de todo, es que funciona. Los actores lo interpretan todo si fuera un drama (Stifler de American Pie nunca ha tenido el rictus tan serio) y esto es lo que propicia la comedia. Yo compro… aunque me llevó mis 15-20 minutos entrar en el peculiar juego que propone este bufón disfrazado de jugador de hockey.

La cosa va de un jugador de hockey sobre hielo que deja la competición (que consiste, mayormente, en retarse a puñetazos con un jugador del equipo rival) para buscarse un trabajo “de adulto” ahora que su mujer está embarazada. Pero a este jugador, nuestro Stifler, le pica demasiado el gusanillo y debe volver a competir… Un reparto con caras conocidas (Liev Schrieber, Elisha Cuthbert o el hijo de Kurt Russell) ayuda a darle vuelo a esta marciana historia pergeñada por Jay Baruchel. Mirando en IMDB, compruebo que es una especie de continuación de la Goon de 2011. Voy a por ella.
Volveremos a explorar The Dark Corners of Netflix la semana que viene. Si tienes una recomendación oscura que hacernos que podamos encontrar en la plataforma, hazla en los comentarios.

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