Vivo en Dublín, donde tengo una tarjetita mágica que me permite ver todas las películas que quiera en cine pagando unos 22 euros al mes. ¿Es mucha pasta? Bueno, si te ves dos películas al mes ya te compensa, así que yo, que nací con los ojos cosidos a una pantalla, le saco un rendimiento maravilloso. Esto del buffet libre, en ocasiones, es perjudicial. Por ejemplo, te metes a ver una peli y, ya que estás allí, te metes a ver otra que no tenías muy clara pero total, ya está pagada… Eso te puede llevar a ver películas cansado, con hambre o, el peor de los casos, muerto de sueño. Así vi yo el reboot de Tomb Raider protagonizado por Alicia Vikander, bostezando cada cinco minutos y absolutamente roto, pero oye, era una de acción y digo yo que la propia peli me mantendría despierto… ¿no?

Bueno, pues no. Me quedé frito y os confieso que desde que llega Lara Croft a la isla (algo así como a los tres cuartos de hora de película) no recordaba absolutamente nada. Hace poco la he vuelto a ver, esta vez en casa, con la justificación de “no tengo muy buen recuerdo de ella pero, a decir verdad, no tengo ningún tipo de recuerdo de ella”. Pues bien, amigos, esta vez la vi después de hacerme un café “Grande” en la Dolce Gusto (o Barista Grande o como se llame, un americano grande, vamos), estaba dispuestísimo a descubrir un mundo nuevo lleno de ilusión… y solo os diré que las pastillas “Dormidina”, las que se toman para conciliar el sueño, están pensando en cambiar su nombre por “Tomb Raider”. ¡Menudo tostón, incluso despierto!

No niego que el principio está “chulo” (la carrera en bicis por las calles de Londres no viene a cuento de nada pero, eh, Londres), que la intervención de Nick Frost tiene su gracia (me pareció realmente graciosa, así como su aparición post-créditos) y que Alicia Vikander lo da todo en un papel… que no tiene nada, pero bueno, ella se deja la piel intentando darle algo de humanidad a esta Indiana Jones de videojuego (es menos fría y más terrenal que la Jolie, pero menos icónica, digamos que es la Batman Begins de su Batman Forever –entendedme la analogía, ya sé cuál de las dos es la mejor película-). Pero todo el conjunto se resiente gravemente de esa cosa que Cahiers du Cinema definió como “TOSTONAZO”. Cuando Lara empieza la aventura en la isla me suena a ya visto, no hay nada que no hayas visto antes en al menos diez películas. No hay un solo momentito para el recuerdo. Qué decir de una película que contrata a Walter Goggins para hacer de villano y lo convierte en la cosa menos imaginativa del mundo, un villano random sin personalidad ninguna, un señor que es muy malo y ya está. Uuuuuuuf. Tampoco la banda sonora de Junkie XL me dejó nada especialmente interesante. Una pena, no tenía mala pinta antes de verla. Las dos veces.

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