Valeria, ¡Qué pesada eres!

El año pasado ya me vi la primera temporada de Valeria y he seguido con la segunda sin saber muy bien por qué. No recuerdo mucho de la primera temporada más allá de que Valeria se debatía entre Adrián (su marido) y Víctor (el soltero sin compromiso).

Valeria en general me parece un personaje con muchos pájaros en la cabeza. Que no se preocupa por las responsabilidades del día a día como puede ser pagar las facturas. Su sueño es ser escritora y se olvida de la necesidad de tener un trabajo con el que pagar el alquiler y esas cosas de la vida adulta. Los trabajos le duran dos días porque ella lo que quiere es escribir.

Y mira, si Ingrid García-Jonsson compaginó ser actriz con ser camarera (que pidió permiso para librar para ir a Cannes) a Valeria no se le van a caer los anillos por trabajar en un museo. Valeria es una Bridget Jones de la vida que tiene dos hombres que la quieren, un pisazo de la hostia y aún se queja no sabemos muy bien por qué.

Quizá el problema de Valeria es que no se aguanta a sí misma y necesita compartir todo lo que le pasa en la vida desde que se levanta para desayunar y ve que no le queda leche hasta al chico al que se ha tirado, porque si no comparte lo que le pasa con alguien solo se tiene a ella y madre mía ¡Qué agobio estar a solas con Valeria!

Las amigas de Valeria son un poco mejores, pero no mucho más. Las pobres al menos ganan simpatía porque son las que aguantan los 8 minutos de audios de Valeria antes de que WhatssApp pusiera el avance rápido, algo que seguramente se les ocurrió viendo la serie. Valeria y todas sus amigas pecan de una cosa y es de marear como una perdiz. No saben qué quieren pero no paran de pedir: quédate conmigo, en realidad debería estar sola, quiero una relación, necesito encontrarme a mí misma.

Necesitan un buen terapeuta. Yo en esta serie casi todo el rato me he puesto de parte de los chicos. Ellos han seguido su vida cuando les han hecho ghosting y encima se quejan. No, si en tres semanas no te responden: puerta. «Es que entonces no me quieres de verdad» No, se llama dignidad y no arrastrarse por nadie.

Al menos en esta serie los personajes tienen los mismos problemas en el terreno amoroso que en el profesional. Les preocupan sus carreras y ambiciones. Eso es algo bueno porque hay muchas series en las que salen mucho de fiesta pero no dan palo al agua. Aunque, Marta no, hablar términos de social media no pone cachondo a nadie. Lo digo como profesional de este campo. En este sentido la serie me ha recordado mucho a The Bold Type, incluso la escena de ellas gritando o cogidas de la mano mirando el paisaje de Madrid me ha recordado mucho al inicio de The Bold Type en el metro. Aunque no es esa la única referencia cinéfila que he descubierto, cierta escena de Lola con su madre puede haberse inspirado en The West Wing.

La relación de Valeria con Víctor como bien llegan a decir en la serie es muy de novela. Es el chico malo y solitario que se empieza a poner blandito porque se enamora de la protagonista. Una fantasía y como tal, falsa. Es un personaje casi perfecto, idealizado pero ¿de verdad alguien se enamora de alguien así más que para echar algún polvo? Cero sentido del humor o carisma salvo mirar de forma sexy. Valeria se plantea si los une algo más que el sexo y me sorprende que la respuesta no sea un gran NO.

La relación de Valeria y Victor se diferencia poco de la de Lola y Sergio. Lo que pasa es que Sergio es claramente dibujado como un capullo porque además de ponerle unos cuernazos a su mujer es un pijo clasista que solo se importa a sí mismo. Pero ambas parejas hacen lo mismo: marearse y follar.

Sin embargo Lola sí me cae bien porque la caga muchísimo, está metida en una relación tóxica de la que no sabe salir pero te venden esa historia como lo que es. Un desastre en el que alguien va a acabar llorando. Pero ¿no conocemos historias así? A patadas. Puede que me identifique con ella en lo de autoengañarme con ciertas personas demasiado pero es que me parece tan realista que la personaje que mejores consejos da y la más sensata sea la que más cae en la misma piedra… Sin duda, Lola debería ser la protagonista de esta historia.

Por cierto: Adrián > Víctor

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