
Han estrenado hace nada en Netflix la película Eres tú protagonizada por Álvaro Cervantes que interpreta a Javier, un chico que es capaz de ver el futuro de una relación desde que comparte su primer beso. (Como esto es más un análisis que una crítica, pongo un corte más abajo para que no os comáis los spoilers)
La historia está escrita por Cristóbal Garrido y Adolfo Valor, guionistas además de Promoción Fantasma de la que somos mega fan y recomendamos siempre que podemos. La dirección recae en Alada Ruiz de Azúa y a Cervantes lo acompañan Gorka Otxoa, Silvia Alonso y Susana Abaitua.
Nos encontramos con una comedia romántica de las que tanto nos gustan con sus besos bajo la lluvia, triángulos amorosos y personajes típicos como la manic pixie dream girl. Vale, debo reconocer que a mí los personajes de Manic Pixie Dream Girl me dan bastante dentera y es que suele ser un estereotipo de mujer alocada y aventurera que viene a salvar la vida del hombre protagonista. Me repatea porque siempre hay un personaje de chica normalita a la que acaban dejando y porque a este se le suele mostrar muy idealizado, una especie de musa o ensoñación de lo que quiere el prota.
Este personaje le ha tocado a Susana Abaitua y la verdad es que funciona. Sí, tiene lo típico de artistas/camarera de Malasaña que mete en líos a Javier y descoloca un poco su vida. Que si soy un poco nómada, que si me gusta subirme a los andamios a ver el cielo de Madrid (que digo yo que lo único que va a conseguir es tragarse más contaminación) y me cuelo en casa de mi ex a robarle cosas.
Pero es que cae muy bien (el comentario sobre su exsuegra me ha hecho muchísima gracia). Y sobre todo que dice bien claro que ella es una persona y también tiene sus movidas. No está para solucionarle la vida a nadie, ni para que la mareen. Es algo así como de lo que se quejaba el personaje de Clementine en Eternal Sunshine. No están ahí para salvarte de la rutina de mierda de tu vida, tener el pelo de colores y ser pizpireta no implica que vaya a ser el amor de tu vida, ni nadie con quien experimentar.
En todos los triángulos amorosos e historias de chico conoce a chica, pero esta tiene novio también tenemos a otro personaje que suele recibir palos por parte de los personajes y de los propios espectadores. El novio aburrido. Ese que te llevas todo el rato diciendo, ¿pero qué hace esta chica con él? Gorka Otxoa es el Bill Pullman de esta peli. Mientras en Algo para recordar a Pullman su novia lo deja por un tipo al que solo ha escuchado por la radio (y al que acosa a niveles denunciables) aquí Silvia Alonso lo planta por su mejor amigo. (Esto ha dolido tanto como lo de Dawson/Pacey/Joey).

Cuando has visto Algo para recordar tantas veces ya te empiezas a dar cuenta del partidazo que era Bill Pullman (un verdadero santo) y entonces aquí en cuanto te dicen que es un aburrido porque solo quiere llegar de casa, ponerse una cerveza y ver El Mandolariano, no solo te parece un partidazo sino hasta un planazo. Que divertirte con tu pareja saliendo por ahí y de viaje, con sorpresas y locuras todos los días está muy bien, pero seguramente seas feliz por las circunstancias y no por la persona. Pero el verdadero amor está en ser feliz simplemente con tener a esa persona sentada a tu lado en el sofá. Y estoy diciendo esto yo que no he visto ni un capítulo de El Mandolariano y que prefiero ver las series sola.
Todos los personajes están escritos desde el rol típico de romcon y luego desmontan las convecciones típicas. No hay malos ni buenos en esta historia. Es como en La boda de mi mejor amigo cuando te das cuenta de que has visto la película todo el rato desde la perspectiva de Julia Roberts pero en realidad Cameron Diaz es adorable y es La Roberts la que se ha estado portando como una arpía.
La peli además habla de las movidas de las relaciones, del miedo y de las expectativas. Javier (Cervantes) no es que tenga miedo al compromiso, es que ve (literalmente) cómo van a acabar y prefiere ahorrarse el sufrimiento. Pero la vida está llena de giros necesarios y vérselos venir hace que pierda la gracia. Además el sufrimiento es una putada pero nos trae lecciones, aprendemos y, a veces, nos hace mejores.
Que una relación termine no quiere decir que el camino no haya merecido la pena. Lo que me recuerda a alguien que me ha dicho mil veces que no porque no funcionaría y acabaríamos odiándonos. La vida siempre es muy graciosa porque esta persona ha tenido mil relaciones que también han acabado mal y al final sin haber tenido una relación hemos acabado sin hablarnos… Porque a veces el problema no son las relaciones, ni tus parejas… ERES TÚ.







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