
Me ha sorprendido para bien la serie de Un Cuento Perfecto que ha estrenado Netflix hace poco. Ciertas producciones sentimentaloides se me hacen bola como las pelis de After y sucedáneos, pero la historia de Margot y David me ha encantado.
La verdad es que los actores ayudan mucho, soy muy fan de la naturalidad y simpatía de Anna Castillo y Álvaro Mel como David es que cae súper bien y quieres que sea tu mejor amigo. Digo mejor amigo porque yo tengo más años que la peste y podría ser su madre.
Un cuento perfecto tiene referencias a cuentos de hada como la Cenicienta, Margot o Margarita tiene una madre que bien podría ser la malvada madrastra modernizada, aunque sus hermanas en este caso son mucho más majas. Una de ellas está interpretada por Ingrid García Jonsson a quien amamos desde hace tiempo y la otra es Lourdes Hernández que está graciosísima y a la que solo conocía por su faceta musical como Russian Red.
Hay elementos de comedia románticas como Novia a la fuga o Vacaciones en Roma. Margot no es una princesa, pero sí una chica perteneciente a una de las familias más adineradas de España, algo que intenta mantener en secreto para no echar atrás a David que hace ciertos comentarios sobre los cayetanos.
A pesar de las diferencias entre Margot y David, pronto comienzan una bonita amistad movida por un interés mutuo: recuperar a sus parejas. Como podréis imaginar ya sabréis cómo evolucionará esa amistad. Lo más curioso de esta historia es su final con un final doble que nos hace pensar en cuál es el final ideal. Algo que ya hicieron en La La Land y que aunque un final nos llena más el corazón que otro, sí que nos hace descubrir que algunos amores son eternos a pesar de que hayan terminado.
PD: por cierto que pronto veremos a Álvaro Mel en El club de los lectores criminales basada en la novela de Carlos García Miranda. Pronto escribiremos sobre ella

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