Glee: Mash ups tremendos, bailes inspiradores y esa leyenda negra

PONTE TUS DANCING SHOES PORQUE TOCA RECORDAR UNA DE LAS SERIES TEEN MÁS MÍTICAS DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS… NO EXENTA DE POLÉMICA

121 episodios y más de 750 actuaciones, ¡menudo musicote! Emitida por la FOX desde el 19 de mayo de 2009 hasta el 20 de marzo de 2015, Glee fue un musical teenager serializado bastante loco, tronchante a veces, lacrimógeno otras, que arrasó la cultura pop al menos durante sus dos primeras temporadas (¡aquella portada en la Rolling Stone!), revitalizando el género musical en tele, cine y teatro; ahí están Dando la nota, Smash, Crazy Ex-Girlfriend… lo que no sé es cómo no hay un musical de Glee en cada ciudad del mundo (bueno, sí que lo sé: hay especie de maldición sobre la serie, y es que tres miembros del reparto han muerto en trágicas circunstancias; por no hablar de lo de Lea Michele y sus presuntos -digo presuntos por si lo leen sus abogados- comportamientos de diva con algunos de sus compañeros). Venga, saca tu boombox (¿?), ponte Journey a tope de power y hagamos una coreo-back-in-time!

Glee (palabra que significa «regocijo» o «gozo») se centra en el coro New Directions, un grupo de alumnos cantarines y bailarines del instituto William McKinley (Lima, Ohio), que lo dan todo con tal de ganar las múltiples competiciones de canto y baile que hay por todo Estados Unidos, ya sabéis: que si los Sectionals, los Regionals, esas movidas. Que se hicieron un pelín repetitivas en la serie, to be honest. No solo veremos sus 3 o 4 solos, mash-ups y coreografías por episodio, sino también las relaciones sentimentales de los chicos (¡y hay unas cuantas!), sus problemas de identidad (¡y hay unos cuantos!) y cómo se tiran granizados a la cara los unos a los otros (¡de esto hay INFINITO!).

La serie empezó fresca, potente y delirante… para convertirse, con el paso del tiempo, en algo monótono, rutinario. Glee era tan salvaje y se vaciaba de tal manera en cada episodio que era prácticamente imposible aguantar ese ritmo, pero siempre nos quedará la primera temporada, y buena parte de la segunda, como ejemplos de lo que fue la serie en su mejor momento de creatividad y «Furor», que diría Alonso Caparrós. Por supuesto que hay momentos brillantes, números brutales y tramas potentes en las siguientes temporadas, pero el pack completo nunca lució tanto como en los inicios.

Una de las cosas más destacables de la serie, junto a sus diálogos surrealistas, su montaje hipervitaminado y su general sentido del cachondeo, es su inclusión de personajes y tramas LGTBIQ+, triplicando o cuadriplicando la cantidad de las mismas que se habían incluido en cualquier otra serie adolescente anterior. Creo que la serie nació antes de que la gente arrojara el término «woke» a la cara de otra gente a modo de insulto (¿?); si es así, Glee era woke antes de que lo woke recibiera denominación. Kurt saliendo del armario (ojito a su relación con su padre) y su deseo de encontrar el amor, lo de Brittany y Santana, la fluidez sexual de la mayor parte de personajes… no sé, muchas tramas y personajes que visibilizaron una realidad ausente en la mayor parte de series adolescentes, que obedecían a caligrafías y patrones de las que rara vez se salían (por mucho que ame Dawson Crece, que la amo, entiendo que no fue precisamente rupturista en lo que a estos temas se refiere… aunque lo de Jack y su beso sí tuvo su puntito de ruptura en su momento). He leído que en 2009 tan solo el 33% de los norteamericanos veían con buenos ojos el matrimonio entre personas del mismo sexo, y que solo el 51% de los millennials le daba su aprobación, con lo que influencias televisivas como la dosis semanal de Glee seguramente jugaron un papel importante en modificar estos porcentajes (la serie no decía que fuera bueno, ni malo, ni regular… tan solo que la diversidad y la homosexualidad existían, y como tal debían reconocerse y respetarse).

Y, a ver, las cosas así dichas pintan muy bien, pero hay que reconocer los fallitos de la serie en esa diversidad que perseguía; como, por ejemplo, que los protas principales fueran los protas de toda la vida (blancos y heteros) y que en varias ocasiones, muchas, la serie caía en topicazos como convertir al personaje latino en la típica «latina caliente» (Santana), o en ejercicios de hipocresía máximos como no sancionar en la vida real comportamientos discriminatorios, abusivos o directamente racistas (ejem, Lea Michele)… que es lo que denunciaba la serie en sus tramas y mensajes «woke». So not so woke after all, huh?

Hablemos de los personajes, que parecían todos salidos de Ren & Stimpy, estaban todos chalados y acelerados. Will Schuester (Matthew Morrison, que en la vida real solo le sacaba 4 años a los actores que hacían de los «teenagers» Finn y Puck, por ejemplo)era el director del coro, un treintañero que quiere «recuperar la alegría» rebooteando el coro del insti, que mantenía un eterno pique con la entrenadora de las animadoras denominadas «Cheerios«, Sue Sylvester (la desternillante Jane Lynch), era lo más divertido de toda la serie. Sue actuaba como némesis del Glee Club y su odio desaforado por los chicos, expresado de las formas más imaginativas y crueles posibles, era un ejemplo del tono surrealista de la serie Glee se movía en una realidad aumentada, tan cercana al cartoon como al mundo real.

Ahora hablamos de esos chicos a los que Sue hacía la vida imposible, pero antes completemos el reparto de adultos: Jayma Mays hacía de la obsesiva y recatada «guidance counselor» Emma Pillsbury (esta figura siempre estuvo un poco ausente en la enseñanza española, en mi cole había un jefe de estudios y una psicóloga… con los que hablé un total de dos veces en ¿12 años?), Jessalyn Gilsig era Terri, la mujer de Will (que no duró mucho y solo estaba allí como obstáculo amoroso para la relación Emma-Will, de hecho… ¿no se inventó un embarazo?). Y quitando al director del instituto, que era un crack indio, con el paso de las temporadas irían llegando más profesores/entrenadores/personal del insti a los que no presté demasiada atención.

Vamos con los teenagers: Lea Michele daba vida a Rachel Berry, la mega-protagonista del show y a la que en mis recaps de la serie llamaba Estrellita por algún motivo que ahora mismo no recuerdo (well, I do, but whatevs). Rachel era repudiada por sus compañeros por lo annoying que era, pero a ella le daba un poco igual porque estaba focused en perseguir su sueño: actuar en grandes musicales en Broadway (la actriz ya había hecho Spring Awakening antes de la serie). Corey Monteith (D.E.P.) era Finn, el quarterback del equipo de fútbol con sensibilidades artísticas que primero estaba con Quinn y luego con Rachel (y era un poco chorlito, digámoslo); Chris Colfer era Kurt, el personaje abiertamente gay de la serie (recuerdo la tortuosa relación con su padre y su noviazgo on-and-off con Blaine), Dianna Agron dio vida a la deliciosamente malvada Quinn Fabray, la jefa de las porristas y Queen B del instituto; Amber Riley era Mercedes, afroamericana con un vozarrón que flipas, Mark Salling interpretó a Puckerman, un bala perdida con una cresta característica en la cabeza (luego hablamos deél), Jenna Ushkowitz dio vida a Tina Cohen-Chung (la asiática que parecía muda, pero solo estaba fingiendo, ojo a esto que yo no me quiero meter en ningún lío), Naya Rivera (D.E.P.) como Santana López, la cheerleader latina que inició una relación con Brittany S. Pierce (el nombre es pura maravilla), interpretada con altas dosis de ironía y marcianidad por Heather Morris, que descubriría su sexualidad al enamorarse de Santana. Su relación fue bastante más creíble que otras parejas de la serie.

No nos olvidemos de Artie, interpretado por Kevin McHale (el chico parapléjico que iba en silla de ruedas -el actor había formado parte de una boy-band llamada Not Like Them-)… que se pasó unos años más tarde por una serie española de teenagers mucho menos cantarines pero a los que también les gusta eso de menearse, IYKYK. Irían llegando más teens a la serie como Melissa Supergirl Benoist, aquel Brad Pitt de hacendado (Chord Overstreet), y muchos otros pero oye, no sé, perdí la cuenta. También eran habituales Blaine Anderson (Darren Criss, el cantante de los Warblers, algo así como el DARK CORO que cantaba y bailaba con una convicción, una armonía y unas chaquetillas que yo he visto cosa igual en la naturaleza), Harry Shum como Mike Chang, un asiático que bailaba que te podía destrozar en un segundo, y algún otro pájaro.

La historia de cómo nació Glee es curiosa, Ian Brennan usó su propia experiencia como miembro del coro de su instituto, Mount Prospect, en Illinois, para hacer una película de un grupo de chicos y chicas superando traumas personales con EL PODER DE LA MÚSICA. Como no tenía mucha idea de escribir guiones, se compró el libro Screenwriting for Dummies y, en agosto de 2005, completó un libreto de más de 90 páginas titulado Glee. El guión estuvo deambulando varios años hasta que Mike Novick, productor y amigo de Brennan, se lo hizo llegar a un tío que iba a su gimnasio… un tal Ryan Murphy, ¡que también formó parte de un coro (él en la universidad)! Ryan Murphy y su colaborador en Nip/Tuck Brad Falchuck reescribieron el guión de arriba abajo y la FOX lo compró ipso facto. Entre los tres se guisaron y se comieron todos los guiones de las dos primeras temporadas, que son las mejores.

Lo de la tercera temporada es curioso y merece la pena comentarlo: entre tirar con una «New Class» o mandar a los protas a la universidad, Glee decide hacer las dos cosas a la vez; por un lado, seguimos a varios miembros del cast original en su llegada a NYADA (New York Academy of Dramatic Arts, que yo creía que era real pero no); y, por el otro, en el insti de toda la vida observamos la llegada de una nueva generación de coristas deseosos de que les tiren encima un buen granizado (well, not really). Leo con asombro, porque esto yo no lo caté, que en la quinta temporada Rachel volvió al insti para reactivar el Glee Club ahora como profesora, ya que su ¿serie de televisión? no pasó del piloto (sé que quería ser actriz, pero de musicales)… y leo también que al final de la serie hay EL FAMOSO SALTO TEMPORAL DE TODA SERIE TEENAGER: Rachel se casa con el personaje de Jonathan Groff (un cantante real de Broadway), gana un Tony (¡!) y es la madre de alquiler del hijo de Kurt y Blaine, que son ahora dos estrellas de Broadway. En una línea más creíble, Sue ha sido reelegida videpresidenta de Estados Unidos. Esto sí cuadra.

El final que tenía Ryan Murphy en la cabeza (Rachel y Finn, ella estrella de musicales y él profesor en el instituto, se reencuentran tras varios años separados) tuvo que cambiarse tras la muerte de Cory Monteith. Puesto que no hacía el check out a la hora señalada del 13 de julio de 2013, los responsables del hotel Fairmont Pacifim Rim de Vancouver (Canadá), enviaron a miembros de su personal a abrir la habitación donde se alojaba Cory Monteith… encontrando su cuerpo sin vida tendido en el suelo. La autopsia del 15 de de julio indicó la sobredosis de heroína y alcohol como causa de la muerte. El actor falleció antes de que empezara a grabarse la quinta temporada de Glee, con lo que su personaje de Finn murió fuera de pantalla en el episodio 5×03, titulado «The Quarterback». Ryan Murphy ha asegurado que fue un error continuar con la serie y no haberla concluido entonces.

Todos los números musicales eran seleccionados por Ryan Murphy, y producidos por Adam Anders y Peer Aström. Los CDs con las canciones que sonaban en la serie han vendido más de 11 millones de unidades y los singles más de 36 millones de copias digitales (se vendían en la tienda de iTunes en cuanto terminaba la emisión de cada episodio, ¡imagina el frenesí!). Tanto lo petaron cantando y bailando que los propios chicos hicieron una gira por Estados Unidos y se rodó una peli de dicha gira (Glee: The 3D Concert Movie). Algo parecido pasó con los chicos de UPA en España, aunque al Tito Róber y a Silvia Marty McFly no les hicieron ninguna peli. Inyustisia. La popularidad del show fue tal que su presencia se desparramó all over the place: apareció en The Office (episodio «Viewing Party», bueno, en realidad no aparecen ellos, pero Kelly Kapoor no deja de hablar de la serie en todo el episodio, ¡grande, Mindy!), The Cleveland Show y Los Simpson. Finn, Rachel y Quinn (Cory, Lea y Diana, mejor dicho) hicieron una sesión de fotos para la revista GQ (noviembre de 2010) y se montó un pollo que flipas cuando Tim Winter, el presidente de la Junta de Padres de Televisión, dijo que aquello fue algo casi pornográfico y que una serie así no podía ser vista por las familias norteamericanas. No creo que a los productores les inquietara mucho esto, al fin y al cabo la serie se emitía en la FOX, una cadena bastante conservadora a la que lo único que le interesaba era lo siguiente: FACTURAR. Y Glee facturaba.

¿Fue Glee demasiado máquina de churros hasta el punto de olvidarse de ser guay (un crítico definió la serie como «a commercial masking as a television show»)? Pozí. Es evidente que la serie dejó de percibirse como «divertida y con corazón» para convertirse a un mero repositorio de hits para promocionar apariciones especiales de artistas. El analista Matthew Gilbert dijo en el Boston Globe lo siguiente: «Glee se ha convertido en una poderosa máquina promocional, con mucho hype y poco sentimiento, poco «glee» o alegría, que era lo que la hizo tan adictiva originalmente». Ouch. A este respecto, hay que comentar cómo aumentaron notablemente las canciones por episodio. Las tres primeras temporadas tuvieron el mismo número de episodios (22), pero mientras que en la primera había 100 canciones, en la segunda subieron a 131, en la tercera a 141 y en la cuarta a 127. Además, se incrementaron los especiales dedicados a revitalizar carreras/artistas: Madonna, Michael Jackson, Britney Spears, los Beatles, Grease, Rocky Horror Picture Show, Lady Gaga, Katy Perry, etc. La audiencia estaba de acuerdo con la crítica en su «Glee, tú antes molabas» y de los 13 millones de espectadores de la mejor etapa de la serie (segunda temporada), Glee pasó a unos pobres 2 millones de espectadores en el último episodio de la quinta temporada, lo que llevó a la FOX a recortar la sexta temporada y dejarla en 13 episodios en lugar de los habituales 22.

Glee dio pie a dos reality shows: hubo uno en el canal inglés Channel 5 llamado Don’t Stop Believing (la canción de Journey es la que versionan al final del piloto y, en cierto modo, la canción emblema de la serie con todo eso de creer en uno mismo y tal) en el que los telespectadores elegían al ganador que iría a competir en competiciones de coros y solistas en el circuito americano. Lo presentaba la Ex-pice Girl y fan de la serie Emma Bunton. Pero el reality de verdad del show era The Glee Project, concurso emitido los veranos de 2011 y 2012 y que le propició a los ganadores sendos papelillos en la tercera temporada de la serie. El ganador de la segunda temporada fue… Blake Jenner. Hablemos de Blake Jenner. En noviembre de 2019, Melissa Benoist (que se unió a la serie en la cuarta temporada dando vida a Marley Rose)reveló en un vídeo de 14 minutos publicado en su cuenta de Instagram el maltrato físico al que fue sometida por su ex-pareja Blake Jenner (del que se divorció en 2016, ahora está casada con el Mon-El aqu-El de Supergirl), detallando bofetadas, empujones, puñetazos, ser arrastrada de su melena por el suelo… en fin, un auténtico calvario. 11 meses después, Blake Jenner contestaba en su propio IG diciendo que los hechos se produjeron, sí, que asumía toda la responsabilidad y culpa por los mismos… pero diciendo nosequé de los abusos emocionales y mentales por ambas partes, y pasando a relatar agresiones verbales y físicas por parte de Melissa Benoist. Podéis leerlo aquí.

Y me encantaría seguir escribiendo de Glee alejándome de las cosas chungas, pero la realidad es la que es, y la muerte de Cory Monteith no fue la única. Otros dos actores del reparto de la serie han fallecido en trágicas circunstancias: Encontraron el cuerpo de Naya Rivera tras haber desaparecido durante cinco días en un viaje en barco con su hijo en el Lago Piru de California (la actriz tenía 33 años). Mark Salling (Puck) fue arrestado en Los Ángeles en 2015. ¿El motivo? La policía encontró más de 50.000 imágenes de pornografía infantil en su ordenador. Se declaró culpable, le iban a caer entre cuatro y siete años en prisión… y se suicidó colgándose de un árbol en un bosque cercano a su casa. Tela marinera. ¿Queréis más chunguez? El novio de Becca Tobin (Kitty Wilde en Glee, personaje que se incorporó en las últimas temporadas) murió en el hotel de Philadelphia donde se alojaba de un ataque al corazón causado por el estrés.

«Venga, corta el rollo y habla ya de Lea Michele». Ok, let’s do this: La actriz nació en 1986, o sea, que es 8 años más vieja que Rachel Berry (nacida en 1994). Antes de salir con Cory Monteith, había mantenido una relación con Matthew Morrison (sí… el que luego sería el profesor en la serie en la que su personaje se quería liar con él, qué movida. Y, hablando de relaciones, SE LAS HA TENIDO TIESAS con varias actrices de la serie, hubo un notable pique con Naya Rivera (al que la fallecida actriz intentó quitar importancia, no así su padre), malos rollos en declaraciones vía tweets con Heather Morris, y luego está lo de las “traumáticas microagresiones” que le hizo durante la serie a Samantha Marie Ware (Jane en la sexta temporada). Así al menos lo contaba la actriz en varios tweets donde detallaba cositas bastante tremendas que le hizo la señorita Michele. Que si le hizo la vida un infierno, que si se iba a “cagar en su peluca”… El tweet original y muuuuucho más de este tema (lo confieso, apasionante) lo podéis leer en este recomendable artículo de Variety: Samantha Ware On Her Lea Michele Allegations & Equality In Hollywood (variety.com)

Y luego está, claro, lo de Lea Michele VERSUS La Lectura. En el podcat One More Thing se dio el pistoletazo de salida a una de las leyendas urbanas (¿¿o es realidad??) más divertidas de Glee: el hecho de que Lea Michele no sabe leer. Como pruebas, libros mal sujetados, firmas en pizarras donde su nombre ya está escrito para que ella no tenga que escribir, que se tenía que memorizar los guiones de la serie por sonido al no poder leerlos… La actriz intentó sumarse a la broma en TikTok, sin demasiado éxito, la verdad. Yo os dejó el link y vosotros juzgáis: Lea Michele gets in on the joke about her not being able to read (ew.com)

OTROS DETALLITOS DE LA SERIE:

· Como datos curiosos, ninguno lo es más que el de saber qué cantante o grupo se negó a ceder su música para la serie. Atentos: Kings of Leon, Guns N’ Roses, Gorillaz, Foo Fighters (al escribir esto incorrectamente he puesto «Food Fighters» y me parece un nombre genial para un grupo, que me representaría bastante, además), Bryan Adams o Coldplay (que luego dieron marcha atrás y dijeron que vale, que cool). «Loser like me» y «Get it right» fueron temas que se crearon originalmente para la serie (quizá como respuesta a todos los artistas que les mandaban a esparragar diciéndoles que crearan su propia música) y; por supuesto, la serie sacó álbumes a la venta con todos sus covers.

· En el otro extremo, por supuesto, estaban los músicos que estaban, valga la redundancia, como locos por la música y le rogaban a sus agentes que les consiguieran un capitulito en la serie. Hay actores que ídem de ídem (salir en Glee era como salir en MasterChef Celebrity, ¡y si no, desmiéntemelo Blanca Romero!). Entre los que lo consiguieron: Sarah Jessica Parker, Whoopi Goldberg, Kate Hudson (yo diría que de los mejores guest stars), Olivia Newton-John, Britney Spears, Idina Menzel… o Gwyneth Paltrow.

· La Paltrow (que, como ya os dijimos hace poco, antes era una actriz) había acordado con los productores intervenir en un episodio de la segunda temporada dando vida a un personaje llamado Holly Holiday. ¿Qué pasó? Que dicho episodio, y su interpretación en el mismo, lo petaron tanto (¡ganó un Emmy por esto!) que no tuvieron más remedio que repetir en otros cuatro episodios (dos de la segunda temporada y otros dos de la quinta).

· El restaurante que se menciona continuamente en la serie es «Breadstix» (algo así como los palitos alargados de pan que te ponen en algunos restaurantes italianos, no sé, movidas yanquis) y se dice que esto podría ser un guiño de Ryan Murphy a su anterior serie teenager, Popular, de 1999. Y es que en aquella serie los protas solían frecuentar un restaurante llamado «Croutons».

· El nombre de Artie es un guiñito de Brad Falchuck a Arthur Stroyman, el abusón de su instituto que siempre se metía con los chicos con inclinaciones artísticas, ¡chúpate esa, Arthur!

· Hubo mini-reunión de Glee en la serie The Flash, con Melissa Benoist (Marley en Glee) haciendo de Supergirl, Grant Gustin haciendo del Velocista Escarlata (en Glee era Sebastian Smythe), y Darren Criss (Blaine en Glee) haciendo de Music Meister (nombre muy bien puesto ya que en The Flash se marcan un número musical)

·  En el apartado «se rumoreó que saldrían en la serie pero no» tenemos a Justin Timberlake (que tiene un perfil muy Glee, las cosas como son), Jennifer Lopez (otra que tal baila), Anne Hathaway (¿como la tía lesbiana de Kurt?), y hasta… ¡¿Javier Bardem?!

· Naya Rivera y Amber Riley se presentaron a los castings de American Idol en 2002 (edición de Adam Lambert)

· Hay un TikToker que lo ha petado bastante con sus recaps de Glee, se llama Mike’s Mic’s

· En alguna fantasía de Ryan Murphy (porque esto no puede ser verdad), Glee continuaría con sus personajes ya de adultos y en Nueva York en una especie de versión de F·R·I·E·N·D·S que se titularía C·H·U·M·S (algo así como «amiguetes»)

· El gran Stephen Tobolowsky dio vida a un personaje llamado Sandy Ryerson (aún recuerdo su mítico delivery cuando le reprocha a un personaje que no conozca algo y le dice «Kill yourself!», jajajajaja). El apellido no es casual; en Atrapado en el tiempo su personaje se llamaba Ned Ryerson

· Artie y Tina (o, mejor dicho, Kevin McHale y Jenna Ushkowitz) están haciendo un rewatch podcast de Glee llamado And That’s What You Really Missed (jugando con lo que decían en en cada «previously on»)

· Hay un documental (de los mismos que hicieron el de Armie Hammer y sus gustos… peculiares) de tres episodios de Discovery+ llamado The Price of Glee en el que se exploran las trágicas circunstancias que han rodeado a la serie, y es que eso de que murieran tres de sus protagonistas (ninguno por causas naturales) en un periodo de siete años no es ni medio normal. Luego están los comportamientos SUPUESTAMENTE (again, lawyers) racistas y abusivos de Lea Michele, granjeándose más enemigos en Glee que aquel señor que una vez llevó al catering unos sobaos pasiegos y lo de Glee se quedaron en plan: «¿¿Sobaos qué??». No gustaron los sobaos.

· Se dice, se comenta, que Lea Michele tuvo un accidente con el coche justo antes de su audición para el papel de Rachel y que, atento, ¡tuvo que quitarse cristales del pelo justo antes de ponerse a cantar On my own de Los Miserables, la canción de Joey Potter! No sé si es real o inventada, pero como anécdota es buenísima. Heather Morris, por su parte, era bailarina de Beyoncé y consiguió su papel en Glee de una forma muy cachonda: el coreógrafo de la serie Zachary Woodlee le pidió que le enseñara la coreografía de Single Ladies a Kurt y Tina porque la iban a interpretar en un episodio… Heather lo enseñaba tan bien y era tan salá que acabaron dándole un papel en la serie, que fue creciendo a medida que pasaban los capítulos (salvo cuando se quedó embarazada y tuvieron que sacarla temporalmente del show).

· Ryan Murphy dijo tras rodar el piloto que la serie aspiraba más a parecerse a películas como Election y Juno y a musicales (no la peli) como Chicago que a series adolescentes

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