Meg Ryan ha vuelto, ponte en pie (o a sus pies, or both)

TOM HANKS, EAT YOUR HEART OUT! La química(za) de Meg Ryan con su nuevo partenaire de comedias románticas (David Fox Mulder Duchovny) eleva Lo que pasa después más allá de lo humanamente esperable para convertirla en mi nueva rom-com favorita!!! ¡¡Qué bueno que volviste, Meg!!


A ver, mi nueva comedia romántica favorita del momento, de los últimos tiempos, de lo que he visto recientemente; no estoy diciendo yo que Lo que pasa después me guste más que Tienes un email o Cuando Harry encontró a Sally o French Kiss, pero… ¿me gusta más que aquella de Meg con Lobezno? Pues yo diría que sí. ¿Me gusta más que la que hizo con Matthew Broderick? ¡Pues yo diría que también! Lo que quiero decir con esto es, por un lado, por favor realidad para un momento para poder revisar toda la filmografía de Meg Ryan de un tirón; y, por el otro, que a la Meg le ha quedado una comedia romántica prácticamente redonda. Esta la esperábamos con ganas en Brenda Forever y no estábamos equivocados.


Y le ha quedado, a ella, no solo porque sea la prota (tan deliciosa, guapa, pizpireta y ESTRELLA DE CINE como siempre), sino porque además es la directora (segundo film tras Ítaca de 2015, esta se la dedica a «Nora» -Ephron, of course!-) y también co-guionista de la peli, junto a Kirk Lynn y Steven Dietz (el texto teatral de este, Shooting Star, fue el punto de partida del guión). El argumento del film es más sencillo que el mecanismo de un chupete: David Duchovny y Meg Ryan son dos ex que se cruzan en el aeropuerto y tienen que reconectar a la fuerza puesto que sus vuelos han sido cancelados (la frase promocional del póster americano es «they missed their connection», which I absolutely ADORE).

¡¡Tiéntate la ropa, Tom Hanks!!


Toda la peli, efectivamente, transcurre en un aeropuerto y no es mucho más que una larga conversación entre David Duchovny y Meg Ryan, nuestra Meg de siempre, la reina indiscutible de las comedias románticas (sorry, Julia; really sorry there, Sandra). Me pirran las películas o series donde lo que prima es el diálogo, incluso por encima del argumento, así que he disfrutado como un niño chico con este back and forth entre dos actores perfectamente alineados que, clara-mente, están disfrutando no solo de las frases que dicen y las ideas que exponen (cómo el rock ha sido deglutido para ser otra cosa -ojo a todos esos hits noventeros reciclados en «hilo musical de aeropuerto»-, las «ventajas» de la vida moderna, el paso del tiempo), sino de su respectiva presencia (¡ese bailecito en mitad del aeropuerto es puro disfrute para ambos actores!). En resumen, una comedia romántica «para maduritos», que hace un perfecto uso de su localización (el aeropuerto, y la voz de la megafonía, juega un papel importante en el film) y que trae de vuelta cierta magia perdida al género. Y a Meg, claro; trae de vuelta a mi queridísima Meg Ryan. Ni se te ocurra volver a irte. ***PUNTUACIÓN: 3/5 MEG RYANS***


PD. Atentos a estos dos detalles finales que a mí me han dejado loco y que me han provocado el fuerte deseo de besar a Duchovny en los morros:


PD. 2. Os dejo la muy disfrutable, clásica y que acompaña perfectamente al film banda sonora de David Boman (donde aparecen algunos de estos hits reconvertidos en canción de espera), que me ha acompañado a mí mientras escribía este post:

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