Challengers y el síndrome de Pitufina

Hace unos días fui a ver la película Challengers y aunque me ha encantado, y el personaje e interpretación de Zendaya también, no pude parar de pensar en el síndrome de la Pitufina.

No voy a soltar muchos spoilers y si digo que en la película hay un triángulo sentimental no creo que sorprenda a nadie. Hay dos amigos Art (Mike Faist) y Patrick (Josh O’Connor) que conocen a Tashi (Zendaya) la nueva estrella joven del tenis y ambos se sienten atraídos por ella. «No soy una rompe hogares» dice ella en varias ocasiones.

Esta frase la pone a ella como la responsable de lo que pueda pasar en la amistad de los dos chicos y a lo largo de la película a ella la vemos con un rol antagonista con cada uno de ellos. Es Pitufina, creada para llevar el caos y enfrentar a los dos protagonistas masculinos. En la serie de dibujos de Los Pitufos, el origen de Pitufina es precisamente ese. Es creada por Gargamel, el enemigo de los Pitufos, para que vuelva a locos a los Pitufos y pueda acabar con ellos.

Ahora recordamos la serie con Pitufina como un personaje más de esa comunidad, pero su origen fue ese. Esta historia dio pie a un estudio que analizaba el rol de las mujeres en la narrativa. Muchas veces nos encontramos películas con un cast masculino y donde solo hay una mujer. Un ejemplo puede ser Now you see me, con Jesse Eisenberg y Isla Fisher, en la secuela con Fisher fuera, sería retomado por Lizzy Caplan. En el caso del personaje de Fisher además funciona como contrapunto al personaje de Eisenberg por su pasado sentimental y existe cierta tensión entre ellos.

En Challengers el rol de «mala» se nota más porque no solo nos la presentan siempre en conflicto con los otros dos personajes mientras ellos sí que tienen escenas en las que son amigos, sino porque raramente aparece en pantalla cuando ellos no están. Todo el rato nos encontramos con la male gaze, el personaje está escrito y dirigido por un hombre y se nota. Ellos la miran todo el rato y en toda la película solo hay una escena en la que está sola.

Sin embargo con ellos no ocurre lo mismo, les vemos tener escenas independientes, escenas de ellos dos solos, escenas con ella o los tres juntos. Pero a Tashi siempre la vemos desde la perspectiva que tienen ellos de ella (y eso no quiere decir que esa perspectiva sea real).

Aunque la película me ha encantado y he conectado con la relación y evolución de los personajes masculinos y su amistad, me da la sensación de que no terminamos de conocer bien a Tashi. Puede que además de esto, como acérrima fan de La Red Social, los parecidos entre las dos películas hayan hecho que estuviese predispuesta a salir contenta del cine.

No solo comparten BSO (digna de otro Óscar por parte de Trent Reznor y Atticus Ross) sino que la estructura de la película y el enfrentamiento de los dos personajes que comparten un mismo deseo (ganar el partido/a la chica) recuerda a la historia de Marz Zuckerberg y Eduardo Saverin aunque en ese caso se enfrentaban por Facebook.

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