Entiendo que si tenemos un refresco de éxito, llamémoslo Roomba Cola, y la Roomba Cola ha triunfado con una fórmula en el Reino Unido, y la Roomba Cola ha triunfado con casi la misma fórmula en Estados Unidos, si vas a llevar el refresco a Australia pues lo lógico es que hagan la Roomba Cola siguiendo la misma fórmula, ¿verdad? Pues puede que no. Porque en Estados Unidos, cuando siguieron la fórmula al dedillo, casi se la pegan. Es por eso que cambiaron un poco al prota (Michael Scott ya no sería detestable, sino adorable -a su estilo, ya me entendéis-), que las dinámicas en la oficina se volvieron más «cálidas», que el tono se hizo menos cínico y más optimista… y así, refinando y refinando, se sacaron de la manga una fórmula tan buena o mejor (¡ays!) que la original. Esto es lo que me falta en The Office Australia, un poquito de sabor local que le dé gracia a un refresco del que ya estoy casi empachado.
Porque, a ver, cambios hay, pero son meramente estéticos: la «Dwight» de la serie es… ¡la recepcionista! Lo que, bien pensado, puede tener su lógica (¿quién mejor para compincharse con el jefe inseguro que la persona que está al tanto de todo lo que se mueve en la oficina?); el jefe ahora es jefa (Hannah Howard, interpretada por Felicity Ward -para mí lo mejor de la serie con diferencia, me parece una crack a la que solo le falta material un poco más afinado-); el espacio donde curran se siente más auténtico (mamparas separando mesas, moqueta muy propia de estos sitios, tablet a la entrada para que se registren las visitas), se habla del teletrabajo, las reuniones por Zoom (con el juego colectivo de los viernes con la gente silenciando micros), el posible cierre de oficinas…
… pero seguimos teniendo a nuestros Jim&Pam (ahora Nick&Greta), al señor anodino de RRHH, el pique de la jefa con su superior de «corporate»; o los míticos «talking heads», o sea, la gente hablando directamente a cámara sentados en una salita (ninguno con mucha chispa). Entiendo la necesidad de replicar lo que ha funcionado, pero encuentro cierta frialdad en esa oficina, no veo a personas que lleven año currando juntas (las interacciones entre ellos están muy poco conseguidas, más allá del nivel de las tramas/diálogos), no veo nada nuevo a nivel creativo que pueda «impulsar» la serie (tengamos en cuenta que han pasado ya 11 años desde que acabó la Office americana); y, como decía, me gustaría ver algo de cómo es currar en una oficina en Australia. Ya sé que el concepto de The Office es tan exportable porque «todas las oficinas del mundo son iguales», pero la gente que curra en ellas entiendo que no. He visto dos episodios y no conozco a ninguna de esas personas. Le daré algunos capítulos más a ver si me voy enamorando… A la americana también le costó y mira luego…

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