Dawson Crece cumple 27 años (la serie se estrenó el 20 de enero de 1998 en la ya legendaria The WB) y no sé yo si esto de felicitarle el cumpleaños es algo que haremos todos los años, pero deberíamos. Porque Dawson Crece (siempre amaré el título español por mucho que una ex-compañera italiana de trabajo se riera como si no hubiera un mañana cuando se lo conté) es el equivalente en serie a lo que es el personaje de Helen Hunt para el de Jack Nicholson en la preciosa Mejor… imposible: hace que quiera ser mejor persona.
Hace poco lo decía The Beek from The Creek en una entrevista, que siempre recordará la serie con cariño por su optimismo, por lo bienintencionada que era, por esa condición tan suya -quizá tan noventera- de creer que llevar su heart on a sleeve (el corazón en un puño) es la única forma de ir por la vida. ¡Incluso individuos rebeldes y revoltosos que querían sacudir las bases mismas de Capeside como Jen Lindley, Drew Valentine o Abby Morgan fueron debidamente exorcizados! (Bueno, vale, puede que con Abby la cosa saliera un poco rana… pero no mandamos a nuestras naves a luchar contra los elementos -aka las botellas de champán robadas en una boda a la que no había sido invitada-).
En cualquier caso, ¡feliz cumpleaños, serie favorita! Pasarán los años y seguirás alumbrándome desde el fondo del camino porque mi fe en que esa barquita que surca las bondadosas aguas que van de casa de Joey a la de Dawson y viceversa es la forma de moverse por la vida es inquebrantable. Digamos que es una confianza ciega, con Francine Gálvez.
brenda forever 
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