Quizá nunca sabremos si la intención de Zoë Kravitz con Blink Twice fue la de arrojar luz sobre las acusaciones a P. Diddy, pero es imposible no comparar su película con el caso real que actualmente se investiga.
Blink Twice es una crítica a los abusos de poder y a cómo se utiliza y maltrata a la mujer por parte de señores poderosos que nunca sufren las consecuencias de sus actos. Su protagonista es testigo y víctima en una fiesta exclusiva organizada por un magnate tecnológico interpretado por Channing Tatum.
En una isla paradisíaca, este magnate y sus amigos abusan de mujeres sin que nadie haga nada por impedirlo. Estas acciones pueden parecer exageradas, pero la propia Kravitz que dirige y escribe esta historia, confiesa haberse inspirado en el movimiento Me Too y lo ocurrido con Weinstein para esta obra que comenzó a idear en 2017.
Pero más allá de Weinstein, Kravitz afirma haber conocido historias de amigas y haber vivido momentos como mujer en Hollywood que la llevaron a dirigir esta película. Curiosamente, al poco tiempo de estrenarse esta película salió a la luz la demanda al cantante P. Diddy por abuso y tráfico sexual.
Varias mujeres le han acusado de abusos y agresión, y el FBI hizo varias redadas en sus propiedades durante una investigación por tráfico sexual. Los pararelismos con Blink Twice viene además porque el artista era conocido por hacer fiestas blancas en su propiedad, donde invitaba a grandes estrellas y todas debían vestir de blanco, algo que podemos ver en la propia película.
Las redes sociales se han hecho eco de estas acusaciones y parecidos con Blink Twice. Muchos creen que en estas fiestas es donde Diddy y sus amigos realizaban esta serie de actos, por lo que los invitados a estas fiestas, como Ashton Kutcher, están en el punto de mira de a opinión pública.
No es la primera vez que las películas se han hecho eco de la parte oscura de Hollywood, como sabéis aquí somos muy fans de Scream, y la tercera parte de la trilogía ofrecía una visión bastante siniestra de los rodajes y de algunos productores. Curiosamente, la película estaba producida por Miramax que por aquel entonces pertenecía a los hermanos Weinstein.
¿Creéis que Zoë Kravitz estaba pensando en P. Diddy y sus fiestas, o ha sido una simple casualidad?
Tenéis la película disponible en Prime Video

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