Lo primero que quiero hacer es poner el grito en el cielo: ¡¿cómo es posible que una peli con Jude Law, Vanessa Kirby, Sydney Sweeney, Daniel Brühl y la mencionada Ana de Weapons, dirigida por Ron Howard y scorizada por Hans Zimmer se estrene directamente en plataformas?! Esto hace años (décadas ya, y quiza más de una -sniff-) era un estrenazo en cines… pero los tiempos son los que son y hoy en la gran pantalla solo hay hueco para la última peli de superhéroes, Transformers 27 o la ocasional película sobre una serie de televisión que lo ha petado tantísimo que hay que hacer un largometraje sí o sí. En fin, despachada ya mi queja de señor mayor, vamos con la crítica de Edén, una película que está bastante bien, que no te hace sentir que te hayan robado dos horas de tu vida, que tiene un punto de partida (¡basado en una historia real!) ciertamente intrigante y que, como decía en el titular, se convierte en algo más grande que la suma de sus partes gracias a su estupendo reparto y, en especial, a la deslumbrante Ana de Armas (mucho mejor aquí o aquella de Marilyn Monroe que en cosas como Ballerina, si me preguntáis mi opinión).

La historia es, más o menos, la de una pareja que se aleja de la civilización para iniciar una existencia más justa, sana y desprovista de las trampas de la vida occidental en una isla desierta. El señor de la pareja, Jude Law, está escribiendo un libro que revolucionará el mundo, un tratado a lo El Origen de las Especies de Charles Darwin, y para ello necesita mucha soledad y máxima concentración… cosas que no podrá obtener porque la isla, gracias a la popularidad que alcanza su misión, se le empieza a llenar de gente: allí llega un matrimonio de buen rollo, de tranqui (Brühl y Sweeney -aquí tan bien como siempre-) y una especie de trío formado por Ana de Armas y otros dos señores (uno de ellos, por cierto, que salía en aquella serie de unos teenagers en un mundo que de repente se queda sin adultos y que algún día me gustaría retomar -fecha estimada: 2035-). Pues eso, que con tanta peña en la isla, los roces están a la orden del día y los ideales de soledad, paz, entendimiento y armonía se van a tomar viento y lo que queda es un grupo de personas miserables cada vez más enfrascadas en sobrevivir… cueste lo que cueste.
A veces un White Lotus de isla desierta, a veces un Lost de primera temporada (¡los jabalíes!), siempre una película bien interpretada (Jude Law está brillante como siempre) y maravillosamente dirigida (el tipo a los mandos es el de Apollo XIII o Una mente maravillosa), Edén son dos horas y un poquito más de entretenimiento mesurado, con una historia que avanza despacito hacia un precipicio muy esperado por la audiencia y que, pese a echar en falta cierta explosión o algún girillo más de guión (el tercer acto se hace algo plomizo), está siempre bien amarrado y sostenido por unos actores más que cumplidores, destacando por encima de todos ellos una divertidísima Ana de Armas como la Baronesa Eloise de Wagner Wehrhorn-Bousquet. Ella se lo pasa pipa con su personaje, y nosotros con ella. No está mal para una peli que ha aparecido de repente en Prime Video y de la que desconocía su existencia hasta, literalmente, ayer.

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