Para una persona tan inconstante como yo (constante, quizá, tan solo en abandonar cosas al poco de empezarlas), es un auténtico récord llevar ocho años, que se dice pronto, elaborando listas con mis series favoritas. Un año más, como el famoso turrón que vuelve a casa por Navidad, la tenemos aquí (y ahora que estas fechas tan entrañables empiezan a finales de noviembre, llega hasta tarde) con los cinco shows que más me han hecho disfrutar en 2025. Si no leíste mis propuestas de 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 o 2024, te recuerdo las reglas: 1) se trata de series que he visto el presente año, lo que no necesariamente significa que se hayan estrenado en 2025 (no te voy a meter Bonanza, pero a lo mejor sí una de hace tres-cuatro años -¡el mundo va demasiado rápido, hasta a Ezra Miller se le quemaban las zapatillas de tanto correr!-); y 2) no van por orden de disfrute, yo simplemente digo las cinco y tú las ordenas como quieras (bastante labor tengo ya con la criba). Y, ahora, citando a Ethan Hunt en el doblaje español de Misión: Imposible 2, cuando está a punto de tirarse del helicóptero para colarse por el conducto de ventilación del edificio que contiene el Bellerofonte, el antídoto del virus Quimera, «¡Vamos allá!»…
>> TASK (Temporada 1, HBO Max): Cierto es que nunca vuelve a tocar el cielo como lo hace en su primer episodio (sencillamente, uno de los mejores pilotos que he visto en años), pero esto es un serión como Dios manda. Su forma de retratar a «los malos» añade ese factor humano habitualmente ausente de las ficciones americanas, y qué decir del grupo de agentes encabezado por un topísimo Mark Ruffalo: jamás había visto al FBI retratado como un grupo de mataos tan simpáticos y, de nuevo, humanos. Tensa, delicada, espectacular; ya estás tardando en zampártela. Mi ideal de serie.
>> I THINK YOU SHOULD LEAVE (Temporadas 1, 2 y 3, Netflix):Llevo años volviéndola a ver, y este no ha sido diferente. Una serie de sketches a los que regreso sine die por esa deliciosa mezcla de premisas loquísimas, intríngulis y comedia. ¿No son, en realidad, la misma cosa el terror y la carcajada (Jordan Peele diría que sí)? Una creación de suspense (el monstruo tras la puerta/el set-up del chiste) con una liberación estruendosa de la tensión generada (el susto que te hace saltar de la butaca/el punch-line que trae la carcajada). A mí las «incursiones Lynchianas» de Tim Robinson en buena parte de sus sketches («tables!!!») me parecen geniales y entiendo que en su nueva serie, The Chair Company, explora esto con mucho más ahínco. Voy a darle duro. Hasta entonces, nuevos replays de los pantalones con manchas incorporadas, el profesor que roba la hamburguesa a su antiguo alumno o el tipo que está en un exigente club de amigos.
>> LANDMAN (Temporada 1, SkyShowtime): Tim Sheridan nunca falla. Aquí tenemos sus coordenadas habituales (machos recios, realidad asquerosa e ingobernable, diálogos como metralletas que van de la risa a la patata en un pestañeo) pero con un puntito extra de locura y cotidianidad gracias a la arrolladora pareja formada por Billy Bob Thornton (recuperando sin vergüenza su personaje de la ya recomendada Goliath, al que añade un sombrero y a tirar millas) y la resucitada Ali Larter (icono late-noventero presente en la saga que se resiste a morir, afortunados nosotros). El mundo del petróleo, en manos de Sheridan, es tan adictivo como el de los ranchos y las operaciones militares encubiertas de Estados Unidos, yo me como lo que este señor me ponga en el plato. Eso sí, Jon Hamm y Demi Moore están desaprovechadísimos (especialmente ella).
>> EL VERANO EN QUE ME ENAMORÉ(Temporadas 1, 2 y 3, Prime Video): No os voy a mentir, su rush final se me hizo un pelín cuesta arriba, ¿cuántos retruécanos admitía esa historia de amor?, pero no cabe duda de que es la serie adolescente más elegante, cuidada y emotiva que he visto, creo, desde la GOAT del género. Recomiendo viva y orgullosamente esta serie tan bien interpretada, guionizada y realizada. Viendo los extras que iban poniendo en Prime Video, entiendo que es la adolescencia que le hubiera gustado tener a su creadora, Jenny Han, y no puedo empatizar más con ningún otro sentimiento en el planeta Tierra: inventarse una nueva adolescencia for the whole world to see. Bravo. Celos, en realidad. Envidia cochina. Odio eterno.
>> ADOLESCENCIA (Netflix): Y hablando de teenagers, he aquí la madre del cordero de 2025, la serie que habla de los chavales reales, los de los institutos de Inglaterra, Ohio o, por qué no, Carabanchel; porque los horrores escolares que habitan en ellos son globales y, desafortunadamente, tan terroríficos como para marcar tu vida para siempre. Owen Cooper ganó el Emmy por su papel de «chico dulce e inocente but not really» y bien merecido que está porque no veía una transformación en pantalla tan catacróquer desde el pipiolo Edward Norton en Las dos caras de la verdad (thriller de culto en esta casa, y cuando digo casa digo la mía, mi casa particular, el piso donde se nos acaba de romper la lavadora -aquí le tenemos un pequeño a altar a ese drama jucidial donde Norton se merienda a un esforzado Richard Gere-). El verdadero plano secuencia de Adolescencia es él, pedazo de actor.
Menciones especiales: la serie protagonizada por la ahora omnipresente Nagore Aramburu titulada Zeru Ahoak o Bocas de cielo en castellano (RTVE Play -la serie es en euskera-) es lo típico de asesinatos, trapicheos de drogas, personajes tocadísimos y un misterio policial tan «insustancial» como adictivo (espero que le hayan pagado los derechos a Angelo Badalamenti por fusilarle varios temas de Twin Peaks); la tercera temporada de The Morning Show (AppleTV+, tengo pendiente la cuarta, voy lento) me pareció la más afinada hasta la fecha, con un Jon Hamm «chewing the scenery», que se dice, o sea, disfrutando de estar allí como un niño chico de un nuevo mando de la Play (o qué sé yo de lo que disfrutan los niños chicos); Cuando nadie nos ve (HBO Max), liderada por una Maribel Verdú a la que no le dejan explorar su personaje, tiene un reparto en estado de gracia (Mariela Garriga, Numa Paredes, Ben Temple, Dani Rovira y un estupendo Austin Amelio) y un misterio lo suficientemente intrigante como para devorarla en dos sentadas, pero no tan absorbente, bien resuelto o sorprendente como para ser «lo mejor del año»; The Terminal List: Dark Wolf (Prime Video) es una secuela apañada pero con discurso repetido (siento cariño por ese Taylor Kitsch al que nunca dejaron ser estrella); al final It: Bienvenidos a Derry (HBO Max) acabó convenciéndome, lo que tiene mérito porque casi la abandono tras llorar la ausencia de Pennywise en sus dos primeros episodios (luego ya entré en su dinámica de American Horror Story Season 1 + toques sci-fi made in Lost); On Call (Prime Video) es una serie redonda de polis americanos haciendo su curro y lidiando con sus mierdas personales con capitulitos de media hora que entran solos y a la que no puedo poner una sola pega, ¡además sale Benton de Urgencias!;mi colegui Maxton Hall (Prime Video) es un show adolescente alemán tan bien hecho como las grandes del género, con sus idas de olla alemanas, y protagonizada por dos actores absolutamente certeros en su cometido de hacernos levitar con sus quehaceres amorosos; y quiero terminar con Smoke (AppleTV+) una serie sobresaliente basada en un podcast de pirómanos (esa es la temática, no es que esté hecho por pirómanos, ¿te imaginas?) que no llega al top porque la (disfrutable) interpretación de mi querido Taron Egerton aún no sé si es genialidad o tomadura de pelo (su compi Jurnee Smollett, que ya brillaba donde tenía poco a lo que agarrarse, sí que es sólida como una roca).
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