Ha pasado tanto tiempo, y tantos turrones, desde el último capítulo que recapitulé (¡gracias Television Witout Pity por toda la diversión que me diste con aquel modelo de resumir episodios! -¿alguien me consigue el libro que publicaron?-) que ya ni me acuerdo si aquí sale Bella, Joey, Nina Dobrev o la maravillosa Ruby enamorándose de Pacey, Jeremiah, Seth Coen o ese chico alemán perfectamente diseñado en la fábrica de ídolos adolescentes. En fin, yo le doy al play y que sea lo que Dios quiera:

Empieza la cosa con un partido del deporte ese al que jugaban en MTV’s TeenWolf y que me interesa (algo) más que los partidos de baloncesto de One Tree Hill (nota para mí mismo: Juan, deja de referirte a todas las series teen de la historia y céntrate en Maxton Hall). El bobo de Graham Sutton le mete una buena yoya a James con la excusa de «cosas del juego» mientras que en la enésima junta de accionistas del padre de James (¡¡que se llama Mortimer, no te lo pierdas, jajajajaja!!) las cosas se le ponen muy complicadas a la empresa de la familia Beaufort (esto de «las cosas se le ponen muy complicadas a la empresa familiar» se puede aplicar a todos y cada uno de los capítulos de la serie, es una trama que se repite en bucle, como Ruby haciendo trabajos extraescolares de «cosas fancy»).

Espero que el capítulo tenga algo más que a James palmando un partido y el padre cabreado, porque eso es como Dawson viendo una peli en su cuarto: la base de la pizza, pero no una pizza que nos podamos comer. I did study Journalism, mind you. Venga, a ver, seguimos: el padre (¡¡Mortimer!!) decide declararle la guerra a Ruby (again) mientras que Lydia Lozano, la hermana de James, se ve a escondidas con el profe que la dejó embarazada y le cuenta que heredará la empresa o todas las acciones de la empresa o algo de que va a hacerse con el control de la empresa (en serio, teclear al mismo tiempo que oigo alemán es complicado, sí, tengo los subtítulos puestos, pero aún así). James estrecha la mano del profe embarazador en plan «doy mi bendición a vuestra relación». Pos fale.
En casa de Ruby, la madre llora como una magdalena (¡repostería que llora!) porque ha perdido el trabajo en la pastelería. Esto es obra de Mortimer y ojalá alguien se lo comiera como un buen cronut (¿han vuelto los cronuts? Deben volver). Ruby también llora y yo esto es una cosa que no puedo soportar. ¡¡Maldito seas, Mortimer!!

En una voz en off, James nos habla de la «coherencia cognitiva» (algo así como dedicarse a lo mismo que tú eres ¿? alemán y teclear, ya sabéis) mientras entra en una reunión con un notario y el Malvadísimo Mortimer donde se anuncia QUE LOS HIJOS SE QUEDAN SIN UN SOLO CÉNTIMO DE LA RIQUEZA DEL PADRE. Este tipo realmente odia a Ruby.
Luego hay un momento que da vergüenza ajena (sorry not sorry Maxton Hall) en el que toda la familia de Ruby se pone a cantar «Don’t worry Be happy» mientras hacen un postre. No, a ver, esto no. Buen rollo y bondad, sí, un musical de Disney con pajaritos azules, no.
James le cuenta a Ruby que el padre posiblemente falsificó los papeles para ser ahora el dueño de todo y dejar a sus hijos sin nada. Pero James, amigo, tienes el amor de Ruby. Ya has ganado. Como los de Prime Video, que me cobran el Prime y, además, de regalo, me clavan cuatro o cinco anuncios en cada episodio de Maxton Hall, ¡habéis ganado por goleada!
El capullo de Graham Sutton rebaja su capullez admitiendo en su casa a James y Lydia, que dejan su mansión después de que su padre los haya desheredado. Quid pro quo, Clarice. Luego bailan, ponen musiquita y comen lo primero que pillan porque son chavales y todo lo queman, aaahhh, the golden years…
¡¡Ojo!! Escena rara del chófer de los Beaufort mirando al cielo estrellado que enlaza con James mirando de similar manera desde la fiesta. ¡¿Es James hijo del chófer?! ¡Ojoooooooooooo! Yo dejo aquí esta teoría porque me he criado en el culebrón adolescente y creo que sería muy chulo. Ese chófer en mitad de la noche, solo en el bosque, con el ceño fruncido, Blair Witch Project total, ¡pero a dónde va ese hombre! ¿¿Es Batman??
Acaba la cosa con el profe embarazador diciendo ante la junta escolar (de la que Mortimer forma parte) que se enamoró de una alumna y en la junta dicen que la alumna es Ruby, ¡hasta se presenta allí la madre para que le den la noticia de que su hija está preñada y, de regalo, que está expulsada! Maldita sea, ese Mortimer debería haber currado de guionista en Melrose Place, es un fabulador, valga la redundancia, fabuloso.
Consulto en Google y sí, ¡este es el final de temporada! «Madre Mía Mortimer», la triple M, así lo habría titulado yo. Luego la poli saca de allí al profe embarazador en slow motion mientras Ruby se rompe a llorar en los brazos de James y suena un famoso temazo pop en versión lenta. Maldita sea, ¡me encanta esta serie!

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