Smallville: Recap 9×03 "Rabid"

Clark le cura la heridita de la pierna a Lois, que está aterrorizada pensando que la ciudad está en cuarentena y que esas horas en ese cuarto del Daily Planet serán sus últimas horas viva. Lois le dice a Clark que si tiene algún “secreto oscuro y profundo” que compartir con ella antes de salir y ser devorados por las hordas de zombis que asolan Metrópolis. Sin saber cómo, Clark revierte la situación y es Lois la que empieza a soltar por esa boquita: que si The Blur le pone que es cosa mala (ella lo viste románticamente, pero viene a decirle eso), que le encanta hablar con The Blur, que “nunca ha sentido esa conexión con nadie”… De repente, irrumpe en el edificio un zombi muerto. Se lo ha cargado Oliver, que llega allí en plan Terminator, cargando su escopeta y todo (este tío ha visto muchas películas). “Llegué aquí buscando a Tess y todo el edificio se ha convertido en Resident Evil” (lo dicho, muchas películas).

Clark, tras dejar a Lois en manos de Oliver, se pira a la Watch Tower (qué os dije de esas risas, Chloe tiene sentimientos) y se ofrece para que Emil Hamilton le saque un poco de su sangre para crear al antídoto, puesto que tiene el mismo tipo de sangre corriendo por sus venas que Davis Bloom. Pero Clark le dice que no hay aguja en el mundo que pueda perforar su piel, que cómo va a sacarle sangre. Chloe, atención a esta explicación, le dice a Clark que Emil Hamilton tiene “contactos en Luthorcorp” y que le han proporcionado un poquito de kriptonita líquida. Así, por la cara. Esto es como cuando Marty viaja al pasado y le dice a Doc que necesita plutonio para poder viajar en el tiempo con el Delorean y Doc le dice: “Seguro que en el futuro se puede comprar plutonio yendo a la farmacia de la esquina, pero en 1955 es un poco más complicado”. Plutonio no, Doc, pero kriptonita, la que quieras.

A Clark le atan a la camilla, le pinchan y le sacan la sangre… y comprobamos que el inicio del episodio no era más que un gimmick cutre y descarado. Mientras, Chloe y Emil Hamilton esparcen el antídoto por todo Metrópolis ya que están sobrevolando los cielos de la ciudad en un jet privado (como lo léeis, esta serie cada vez se aleja más de lo creíble por el ser humano, ya sé que es la serie de un alienígena con cuerpo de modelo, pero por el amor de Dios…). Emil, por cierto, ha descubierto que Chloe ha estado espiando a Oliver (lo de la hebilla-cámara es obra suya) y el resto de la Liga de la Justicia. Pues vale.

Clark se pelea con la zombi-Lois del principio del episodio (la heridita de la chica la ha infectado con el virus), justo cuando cae agua de los cielos… que en realidad no es agua, sino el antídoto que han esparcido Chloe y Emil. Lois se cura (de lo de ser zombi, no de su personalidad, que para eso no hay cura). Lois y Clark, contentos, casi comparten un besito, pero acaban abrazándose dulcemente bajo la lluvia. Ponle una canción de Wet wet wet y aquí tenemos una comedia romántica clarísimamente.

Más tarde, tras una escenita aburrida de Oliver de nuevo compadeciéndose de sí mismo (boring!), Clark está en la granja de “Smallville” (que debe tenerla hecha unos zorros) mirando una foto de Lana Lang. Sonríe al mirarla y luego la guarda en un álbum llena de fotos de la chica. ¿Cuántas veces va a cerrar el capítulo Lana Lang este muchacho? ¿No había hecho eso ya el año pasado, y el anterior, y el otro? Entra Lois por la puerta, porque ella es de entrar sin llamar (y Smallville debe de pillarle de paso), y le llama héroe, pero aún no como The Blur “aún le queda mucho camino para llegar a eso”. Clark sonríe, Lois sonríe, la vecina del quinto sonríe. Todos sonreímos. Luego Lois sale de la puerta y le da uno de sus ya habituales flashforwards-jamacucos con esas imágenes del futuro que no cuentan nada en realidad y no son más que pura reiteración inútil.

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