Smallville: Recap 9×04 "Echo"

Tras un “previously on” eterno de minuto y medio (que seguramente será mejor que el episodio entero), nos encontramos con un grupo de personas amordazadas y raptadas por… ¿una cabeza de muñeco tipo “Saw”? La SWAT, la poli y hasta Carl Winslow (el Carl Winslow poli de “Jungla de cristal”) se acercan al edificio. Ya sabéis, para “acordonarlo”. Esta gente sólo sabe “acordonar”… pero llega The Blur y salva a toda la peña, le mete una yoya al cabeza muñeco y descubre que era otro secuestrado con una mordaza y la careta de muñeco encima.

A The Blur se le explota una ristra de explosivos (como longanizas) en su pecho y, por unos segundos, se queda atontado. ¿Perdiendo poderes, Blur? En un simpático guiño, Clark termina de ponerse su ropa de “Clark Kent periodista” en una cabina de teléfonos (para eso debería usarse y no para vuestras charlas eróticas, so guarros). Llega Lois Lane al lugar del accidente en un cochazo y le dice que cómo ha llegado tan rápido. Clark sale por peteneras y Lois se escurre intentando subir un coche, pero allí está Clark que la agarra con su cacho bíceps… Por un segundo, Clark puede escuchar los pensamientos de Lois (“hola, marinero”). ¿Adquiriendo nuevos poderes, Clark?

Tras unos créditos en condiciones (aprended, resto de shows de la CW), llega una escena maravillosamente interpretada por Tom Welling y Erica Durance, demostrando que cuando quieren pueden. Y que cuando les escriben cosas coherentes pueden sacarlo adelante. Clark va escuchando todos los pensamientos de Lois y va actuando sobre la marcha (le roba un donut a un compañero del periódico porque oye que Lois está depre porque The Blur no la llama, le dice que tiene razón en la investigación de quién ha puesto una bomba con temporizador y sin pedir rescate por los rehenes…). Erica Durance, generalmente pasada de rosca, está aquí comedida y maestra. Con un timing cómico exquisito, elegante en la dicción, sensible en la interpretación. Son los mejores siete minutos de “Smallville” desde hace meses.

Chloe, que ahora va de sombría y de “me mantengo distante”, le dice a Clark que si lo de los pensamientos no será su super-oído y Clark le dice que no, que esto es otra cosa. Chloe le dice a Clark que lo consulte con su padre. El viejo le dice en la Fortaleza de soledad que es una prueba por haberse fiado de sus suposiciones (un vicio humano, dice) en el rescate de la fábrica, que por eso le explotó la bomba en plan “zás en toda la boca”. Lo dice con más palabrería porque es Terence Stamp y está haciendo un special guest star, pero viene a decirle eso. ¿Y la pasta que se está sacando el amigo Terence por leer frases en “Smallville” desde la sexta temporada qué? Se habrá comprado un piso en la Costa Brava. O dos.

Los rehenes que están en el hospital de Metrópolis van contando lo que saben a “Lois & Clark, el mejor equipo de la ciudad” que decían en la serie de Dean Cain y Teri Hatcher. Clark, que oye todo lo que piensan, se vale de su nueva habilidad para 1. Tranquilizar a una inmigrante diciéndole que puede confiar en ella porque no son de inmigración y 2. Decirle a un panoli de bigotito a lo John Waters que como les engañe sólo para llamar la atención va a mandarle al trullo. Lois flipa con la perspicacia de Clark. ¡Ay si todos los periodistas pudiesen leer los pensamientos!

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